Apuesta por la sanidad apícola
La UE sienta nuevas bases para mejorar el control de las enfermedades apícolas y los patógenos que afectan a la producción de miel
El pasado 1 de abril, la Comisión Europea designó al laboratorio francés ANSES como laboratorio de referencia para la salud de las abejas en la UE. Hasta el 21 de marzo de 2016, los expertos franceses tienen como misión coordinar las iniciativas para salvaguardar la salud de estos insectos. La tarea incluye el control de
enfermedades de origen parasitario, bacteriológico o viral y otras de tipo exótico que ponen el peligro la producción de miel. La investigación se centrará en los principales contaminantes de la miel, como plaguicidas o medicamentos veterinarios, análisis de muestras y control de vacunas.
- Autor: Por MARTA CHAVARRÍAS
- Fecha de publicación: 18 de mayo de 2011
Desde hace unos años, las colonias de abejas de muchos países sufren un proceso de debilitamiento y
mortalidad que se asocia a un proceso múltiple: enfermedades y parásitos, intoxicaciones, estrés por interrupciones en los recursos alimentarios o cambios en las condiciones climáticas. Si bien hace tiempo que se analizan estos aspectos para intentar poner freno a este descenso de la producción apícola, ahora se ha adoptado una medida en el ámbito comunitario, con la que se prevé entender mejor esta compleja situación.
Se pretende establecer medidas armonizadas de los programas de vigilancia, a través de la designación de un laboratorio de referencia, y una mayor coordinación de propuestas de investigación. Esta iniciativa se inscribe en el plan europeo de gestión de riesgos para la salud animal, en el que se incluyen los laboratorios de referencia como apoyo científico y técnico a la Comisión. En este contexto, la Comisión Europea acaba de designar al laboratorio francés ANSES Sophia-Antipolis como centro de referencia para la salud de las abejas.
Principales objetivos
Las actividades del laboratorio, de amplio alcance, abarcan todas las enfermedades de las
abejas y misiones como:
- Proporcionar apoyo científico y técnico a la Comisión Europea para aplicar programas de vigilancia.
- Coordinar el uso de métodos de diagnóstico de las enfermedades de las abejas.
- Mejorar, desarrollar e impulsar nuevas herramientas de diagnóstico.
- Informar a los laboratorios nacionales de referencia sobre los nuevos métodos de control.
- Recopilar y difundir información sobre enfermedades de las abejas: endémicas, emergentes y exóticas.
- Realizar experimentos y pruebas de campo para mejorar enfermedades específicas de las abejas.
- Colaborar con los laboratorios de terceros países y con la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
Medidas de control como ésta tienen la finalidad de proteger la salud de los consumidores, pero también de las abejas, consideradas "centinelas del medio ambiente". Su actividad está relacionada con la "salud" de las plantas, además de la producción agrícola y de
miel. Por tanto, uno de los principales objetivos del laboratorio de referencia es estudiar los factores que causan mayor mortalidad de las abejas, como las enfermedades por parásitos o las intoxicaciones por
plaguicidas. Uno de los estudios se basará en el ácaro "Tropilaelaps" y el escarabajo de la colmena "Aethina tumida" para hacer un diagnóstico fiable de su incidencia.
Los riesgos de la miel cruda .
En adultos, apenas se detectan riesgos derivados del consumo de miel cruda, aunque debe tenerse especial cuidado con la procedencia. En ocasiones, las abejas toman la miel de flores que pueden ser tóxicas para el ser humano. Y es que este alimento crudo no se ha sometido a procesos de purificación, aunque en ocasiones se cuele o filtre para eliminar algunas impurezas de origen natural. Entre ellas se incluyen pequeñas trazas de
polen, cera de abejas u otros fragmentos de sedimentos que, por otra parte, no plantean un riesgo para la salud de las personas.
CÓMO CONSERVAR LA MIEL
Botes de vidrio, cerámica o plástico. La miel puede conservarse en cualquiera de estos envases, aunque el vidrio es el material preferido, siempre y cuando el envase se pueda cerrar de forma hermética. La miel tiene la capacidad de absorber partículas de muchos metales y algunos plásticos, de ahí que no deba conservarse en envases de este tipo, ya que los ácidos de la miel pueden provocar la oxidación de los mismos. El lugar donde se almacene debe ser frío, protegido de la humedad y de la luz del sol, aislada también de aromas fuertes debido a su tendencia a absorber olores y humedad. Este alimento se deteriora cuando se expone a la luz durante largos períodos de tiempo.
No es necesario que se almacene en el frigorífico, ni tampoco que se congele. Una vez almacenada, puede cristalizarse y adoptar un color más oscuro, un fenómeno natural que no indica deterioro. La miel tiene una
vida útil muy larga gracias a su alta concentración de azúcar. Si la miel se cristaliza, se puede disolver de nuevo de forma suave al baño maría, sin que se sobrecaliente. El calor podría alterar el sabor y el color como resultado de la caramelización de los azúcares.
Gracias a su composición química, con un bajo contenido de agua y un pH de 3 a 4,5, las bacterias y otros microbios no pueden prosperar en ella. Por tanto, si se procesa, envasa y almacena bien, la miel tiene una vida útil muy larga. Uno de los factores importantes de almacenamiento en la temperatura, que debe oscilar entre 18ºC y 24ºC.